Cuándo practicamos Yoga: ¿Qué es más importante lograr una postura bonita y digna de Instagram o lograr mantenernos presente en nuestra consciencia respiratoria?
Pues, aunque estoy segura que intuyes la respuesta este dilema lo veo a diario. Y aunque sabemos la respuesta, estamos tan acostumbrados a repetir e imitar lo que creemos ver que nos perdemos en el objetivo de āsana.
Pero esto no te sucede a ti solamente, nos sucede a todos. Yo también aprendí copiando e imitando es el modo en el que aprendemos muchas cosas en esta vida. Pero muchas veces necesitamos dejarnos guiar más de cerca para no quedarnos sólo en la superficie de la práctica. Poder integrar la práctica de āsana con la respiración es la base dónde se cimienta nuestra práctica de Yoga.
“Sin la respiración, āsana está vacía” .
Víctor Morera Siscar – Pranamanas Yoga
Después de aprender y tomar realmente consciencia sobre esta afirmación, te puedo decir que sin la respiración āsana pierde todo su sentido, objetivo y beneficio energético. Queda inerte, pierde su valor y potencial.
Hay muchos factores que intervienen y provocan que se difunda un tipo de práctica de Yoga moderno dónde se descuida este pilar fundamental. Los grupos masivos de practicantes, el poco conocimiento del practicante y el profesor, la falta de tiempo, los motivos reales por lo que los practicantes se acercan al Yoga, entre muchos más.
Según cómo yo siento el Yoga, como un camino de autoconocimiento y evolución, necesitamos sentar una base sólida para que nuestra práctica de Yoga pueda echar raíces y frutos.
Hoy comparto contigo esta reflexión sobre algunos aspectos a tener en cuenta para lograr este equilibrio entre āsana y respiración.
Aceptarnos
Necesitamos una gran dosis de curiosidad y humildad para conocernos. Y quizás lo más importante es la humildad. Necesitamos conocernos y aceptarnos cómo estamos en este momento presente. Deberíamos poder explorar āsana como un niño que dibuja por el mero placer de dibujar.
Todos somos diferentes, algunas personas tienen más flexibilidad en su cuerpo o quizás sólo en la parte alta, a otros se les da mejor la resistencia, otras personas conectan más con el canto o la meditación. Algunas personas les cuesta exhalar y otras les cuesta inhalar. Y cada uno desde su estado presente debería explorar la respiración y āsana buscando su propio equilibrio.
Tendemos a hacer más de la cuenta, ir más allá de nuestras posibilidades. Pero el movimiento energético, que es nuestro objetivo en la práctica de Yoga, no responde a la fuerza, responde al cariño, a la amabilidad, a la paciencia y la espera. Qué si no llegamos a tocarnos los pies, que si nos duele la espalda, que si me quedo en apnea en cierta postura o que la mente se pierde en miles de pensamientos. Aceptarnos dónde estamos es el mejor punto de partida para ir poco a poco mejorando.
No podemos avanzar por un camino que no hemos transitado por nosotros mismos y esto a veces a nuestro ego no le gusta demasiado. Lo queremos todo ya, con el mínimo esfuerzo y mejor si no tengo que mirar partes relegadas a mi inconsciente.
Muchas veces hacer algo más simple, más pequeño y accesible nos puede ayudar a conectar nuestra respiración dentro de la postura y sentirnos en ella.
Sensibilidad
Disfruto muchísimo cuando mis alumnos me dicen “me he dado cuenta…” puede que ese darse cuenta sea de algún aspecto mental, emocional o físico acerca de ellos mismos. Lo importante es que gracias a la respiración abrimos la puerta a la expresión de nuestra sensibilidad. Manteniendo la presencia en nuestro cuerpo, en nuestra respiración volvemos a conectar con el sentir. Con lo que sucede en nuestra corporalidad. Y es por ello que con el tiempo vamos afinando y aumentando nuestra capacidad de sentir y la capacidad de experimentar placer.
Cuando estamos estresados, nuestra respiración se entrecorta, nuestro cuerpo se tensa. Hay rigidez en nuestro cuerpo y bloqueamos todas las expresiones espontáneas de placer y disfrute. Alexander Lowen el padre de la Bioenergética lo explica muy bien, cómo las diferentes emociones y estados de ánimo moldean nuestro carácter y nuestro cuerpo.
Gracias a la unión de la respiración y el movimiento nos podemos descubrir. Empezamos a sentirnos en nuestro cuerpo. Podemos descubrir mayor energía en nuestras manos, en nuestros pies, percibir diferentes sensaciones de nuestros órganos internos. La respiración nos permite habitar āsana. Sentirnos en ella y experimentar cómo cuando āsana cambia, las sensaciones cambian. Cómo cuando mi emoción o mi respiración cambia todo se modifica. Cada día es diferente, cada respiración y movimiento es único, sólo debemos estar presentes para poder sentirlo.
Una unidad
Otro aspecto interesante que nos permite descubrir la respiración en que somos una unidad. Nuestro cuerpo no está disociado de nuestra respiración ni de nuestra mente. Cuando conectamos con nuestro centro vibratorio interno, podemos sentir la energía. Podemos sentirla como calor, como si nuestro cuerpo se expandiera y pudiéramos percibirnos más allá de nuestro cuerpo físico. Allí es cuando conectamos con nuestro campo energético. Aprender a movernos a movilizar la energía desde allí, desde ese centro más profundo e interno es la clave. No nos movemos desde la columna o desde las piernas, vamos más allá, es mucho más interno. Eso es Yoga para mí. Poder conectar con nuestra propia energía y movilizarla allí dónde necesito.
Cuando conectamos con nuestra propia esencia, estamos más vivos, más abiertos a la experiencia. Podemos sentir y comprender a los otros. Comprendemos que no estamos aislados y que formamos parte de una perfecta unidad del macro y micro cosmos que está en constante equilibrio.
El músculo más importante
La mente. Para que nuestra práctica de Yoga sea efectiva, necesitamos estar presentes. Concentrarnos. Dedicarnos los minutos que sean sólo a la práctica de Yoga.
Para poder lograr esta comunión entre āsana y respiración necesitamos consciencia respiratoria. Necesitamos estar presentes en nuestro cuerpo, ya sea sintiendo las sensaciones de nuestro cuerpo físico por ejemplo o integrando la inhalación o la exhalación. A veces les digo a mis alumnos, que no se nos pierda ninguna respiración.
Cuando nos permitimos conocernos y entender cual es la tendencia de nuestra mente, podemos encontrar las mejores herramientas para poder entrenarla. Dejamos de escapar o evitarnos, porque aprendemos gestionar la incomodidad que genera el detenerse y sentir.
Para trabajar con la energía debemos trabajar con la mente y la respiración es la principal herramienta.
¿Cómo lo logramos? Practicando. Dedicándole tiempo y sobre todo mucho cariño. Haciéndolo como un regalo diario, una acción de mimo y cuidado hacia nosotros. No como algo que tengo que hacer en 10 min y luego salir corriendo. Necesitamos ser pacientes con nosotros mismos, disfrutar de los avances e intentar superar los obstáculos que llegarán. Sin mirar la meta, sólo disfrutando del proceso.
“El progreso debe verse como la distancia recorrida desde el punto de partida, en lugar de la distancia hasta el punto de llegada” .
TKV Desikachar
A mí me llevó su tiempo soltar las exigencias de la práctica, pero como todo, hace parte del aprendizaje.
Espero que cuando te coloques en el mat tengas presente estos aspectos. Qué tu camino sea más amoroso y logres ese precioso equilibrio cotidiano entre respiración y āsana, entre la respiración y el movimiento de la vida.