La importancia del sentido del tacto
El sentido del tacto es el primer sentido que desarrollamos en el vientre materno. Es decir, antes de poder oír o ver, las primeras experiencias intrauterinas se relacionan con el sentir. El sentido del tacto, a nivel evolutivo, es el sentido más antiguo. Nos ayuda a percibirnos y nos permite estar de pie gracias a los millones de receptores somatosensoriales que poseemos en nuestra piel, el órgano más grande que tenemos.
En la actualidad estamos inmersos en una hiperestimulación visual y auditiva. Y en lo que se refiere al tacto, a la experiencia sensitiva táctil, cada vez más empobrecidos. Cada vez con mayores carencias de un tacto nutritivo, amoroso y fértil.
Rudolf Steiner, quien identificó 12 sentidos, incluye el sentido del tacto dentro de los sentidos corporales. Qué son aquellos que nos dan información acerca de nosotros mismos.
El sentido tacto nos transmite información acerca del medio y sobre todo de mí mismo, en relación con el medio. Se establece un diálogo. Si cuando soy bebé no recibo el calor, el contacto genuino y amoroso de mi madre o mis cuidadores, no puedo desarrollar mi sentido de pertenencia. Mi propia individualidad. Es a través del tacto que percibimos los límites de nuestro ser y vamos conformando nuestra identidad individual. Y a través de ella el modo para interactuar y desarrollarnos en el medio.
El tacto es la base de nuestra seguridad y confianza. Confianza en mi propia existencia. Si no me percibo a mí, no puedo percibir al otro. Si no confío en mí, no puedo tener confianza y seguridad para desarrollarme en este mundo. Numerosos estudios mencionan la importancia del con-tacto en la primera infancia para poder lograr un desarrollo y una maduración plena de todos los sentidos, en el crecimiento evolutivo infantil.
¡Más abrazos por favor!
Cuando crecemos y somos adultos, nuestras necesidades táctiles continúan vigentes, no se limitan a la infancia.
Cada cultura tiene una percepción diferente de los contactos interpersonales. En Argentina, por ejemplo, es normal, ¡saludarnos con besos y abrazos cada vez que nos vemos! Así sea que nos hemos visto ayer, no se reservan los abrazos para fechas especiales.
El tacto es curativo. Un abrazo genuino y amoroso nos ayuda a incrementar nuestros niveles de oxitocina y reducir los niveles de estrés (cortisol y adrenalina). Nos otorga bienestar, calma, nos acerca a la otra persona, generando emociones y sensaciones de empatía, cariño y apoyo.
En estos momentos y como consecuencia de la crisis del Covid-19, una de las cosas que más echo de menos es poder abrazar. El tacto y contacto social se ha visto reducido enormemente, como medida de control de los contagios. Pero a la vez, estamos perdiendo la oportunidad de reforzar nuestro sistema inmune con un gesto tan bonito y nutricio como es un abrazo. El simple acto de tocar a alguien desde el corazón es sanador.
Abrazarnos a la espera de poder abrazar
Todos necesitamos contacto, necesitamos ser tocados, es una forma de sentirnos amados y queridos.
¿Qué hacer entonces para reforzar en estos momentos nuestra capacidad sensitiva sexual corporal?
Durante el día vivimos diferentes experiencias táctiles que puede que se nos pasen por alto.
Presta atención y potencia momentos como:
- Al ducharte o cuando te sumerges en el agua, siente el agua rodeando todo tu cuerpo. Siente su temperatura, su textura, cuando te aplicas el jabón por el cuerpo, al secarte, siente la textura y calidez de la toalla, etc.
- Cuando te aplicas cremas o aceites, puedes hacerte un automasaje, concentrándote en el momento presente, sintiendo cómo se siente tu cuerpo.
- Al vestirte, presta atención a tu ropa, su textura, el cambio que produce en ti colocarte una prenda u otra.
- Cuando estás en el exterior, siente el aire en tu cara, en tu pelo. Siente el sol en tu cuerpo, en las diferentes zonas de tu cuerpo.
- Si tienes niños en casa: propiciar momentos y experiencias táctiles como masajes, juegos corporales y táctiles, que dependerán de la edad de los niños. Y aunque sean adolescentes y no se dejen tocar, buscar el modo de acercarnos a ellos que también lo necesitan.
- Tocar a nuestros abuelos, nuestros padres. Podemos acercarnos y con las medidas necesarias, hacerles un masaje en las manos, por ejemplo.
Además de estos ejemplos, si quieres abrazar a alguien que ya no esté presente o que no puedas abrazarlo físicamente, podemos abrazar con el alma.
Basta con recrear en la mente y nuestro corazón la imagen de nuestro ser querido para poder revivir esas mismas sensaciones. De eso va la visualización que he preparado para ti.
Accede debajo al audio con la visualización guiada. Tiene una duración de 15min. Espero que disfrutes de la práctica y las sensaciones que te regala.